lunes, 10 de agosto de 2009

Blenheim Palace / km 282

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A la entrada del pueblo de Woodstock, a nuestra izquierda, se divisa el inmenso parque en el que se encuentra el palacio de los Churchill/Marlborough. Dado que la entrada principal estaba cerrada tuvimos que bordear el parque hasta la entrada que da al pueblo que sí está abierta.

La Royal Manor of Woodstock fue donada por la reina Ana a John Churchill, Duque de Marlborough, como premio por su brillante victoria en la batalla de Blenheim en Baviera en el año 1704 sobre las tropas francesas de Luis XIV. Sin embargo, como consecuencia de numerosas intrigas, el Duque perdió el favor de la Reina por lo que las obras del grandioso palacio tuvieron que ser terminadas de su propio peculio.

Este antiguo parque de caza, sobre el que se asienta el palacio, está rodeado por un muro de unos 15 kilómetros lo que nos da una idea de su tamaño (la superficie total del parque es de unas 850 hectáreas). La mayor parte de los jardines que cubren el parque fueron diseñados por Capability Brown, el más importante de los arquitectos paisajísticos ingleses, mientras que el Grand Bridge, romántico puente sobre el lago, es obra de Vanbrugh. La vista de parque y palacio desde la Woodstock Gate está considerada como la más bella de Inglaterra.

El parque incluye, además del palacio y aparcamiento, una exposición sobre Churchill, lanchas a motor, un tren, jardines de recreo, jardín de hierbas, casa de mariposas, parque infantil, el laberinto Marlborough y barcas de remo. También hay tiendas, un restaurante y varias cafeterías.

Como hemos visto, su constructor fue el primer duque de Marlborough, el Mambrú de la canción, que era, lógicamente, un antepasado del séptimo duque, el más que conocido Sir Winston Churchill. Aquel primer duque tenía fama de ser muy, pero que muy, tacaño; tanto que merecía haber sido escocés.

Una vez, un pobre pidió limosna a otro famoso general a quién se dirigió llamándole Marlborough, lo que le molestó mucho. Así que le replicó:

- Míreme bien, ¿no ve que no soy Marlboroguh?... ¡se lo demostraré...!

...y le dio una libra esterlina.

Sir Winston Churchill, que nació en la planta baja de este gran palacio, no debía ser tan avaro como su antepasado. Se cuenta que un día, durante la segunda guerra mundial, Winston Churchill se dirigía a la BBC para dar un importante discurso. Intentó coger un taxi pero el taxista, que no le reconoció, se negó a llevarlo porque, dijo, quería escuchar por la radio el discurso del Primer Ministro. El Sr. Churchill se sintió tan halagado por ello que, a pesar de no querer prestarle el servicio, le gratificó con una libra esterlina. Pero el taxista era agradecido y, después de quedarse pensando un rato, finalmente dijo:

- Está bien, le llevaré y... ¡al diablo con el inútil de Churchill!

En otra ocasión, Churchill fue preguntado por su opinión sobre Pablo Picasso, quien acababa de hacer unas fuertes declaraciones sobre el premier inglés. El señor Churchill, contestó:

- Creo que Picasso es un gran pintor y una excelente persona.
- Pero, ¿conoce Usted las declaraciones...?
- Sí. Bueno, también es posible que tanto él como yo estemos equivocados...

Antes de abandonar Blemheim tuvimos que presenciar la demostración de vuelo del potente avión de Fernando. Primer lanzamiento..., se estrella; segundo lanzamiento..., se estrella.
- Espera, ahora tiene que volar...
- ¡Qué te quedas ahí, eh!
Vueltas y más vueltas a la hélice para tensar la goma..., un poco más..., ya. El avión levanta el vuelo desde el césped y, después de una corta carrera, aterriza en picado sobre un seto. Fernando, con cara de felicidad, sube a la AC advirtiendo:
- En cuanto haya un buen sitio para echar el avión, paras, ¿vale?

La carretera A44 es, como muchas otras carreteras británicas, algo estrecha, aunque con buen firme, y nos lleva hacia los Cotswolds...

Los Cotswolds son un compendio de la vida rural inglesa del período pre-industrial y se extienden entre el valle alto del Támesis al Sureste y el escarpado valle del Severn al Oeste.

La característica fundamental de este mundo de Cod está en sus abiertas planicies cortadas por profundos valles, su vegetación exuberante y sus preciosas villas salpicando el paisaje. Su antigua riqueza ha de buscarse en el comercio de la lana que alcanzó, en otros tiempos, dimensiones europeas. La falta de carbón, o de cualquier otra riqueza mineral, le dejó apartado de la revolución industrial por lo que sus pueblos se quedaron como anclados en un período de la historia ya ido.

Los pueblos de los Cotswolds tienen un color característico que les da su bella arenisca gris o dorada, siempre con tonos suaves, pastel. Las bellas casas solariegas (manor houses), junto con sus ricas iglesias, encajan en un armónico paisaje urbano formando una estampa medieval en la que nada desentona; nada que no sea las multitudes de turistas que acuden a disfrutar de su tranquila belleza.

La A44, que cruza los Cotswolds de Este a Oeste, pasa por dos de los pueblos más típicos de la región. El primero de ellos, Chipping Norton (en el kilómetro 300), es un pequeño pueblo de unos 2000 habitantes y antiguo centro lanero, el otro es Broadway.

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