Stratford es, por encima de todo, la cuna del mayor dramaturgo mundial, William Shakespeare, que nació aquí el 23 de Abril de 1564. Su madre era hija de un próspero granjero de la localidad; su padre fue un guantero y tratante en lanas que ascendió hasta convertirse en alcalde, y su educación la recibió en el centro de enseñanza secundaria de la localidad que aún se conserva.
Aunque la fama de esta pequeña ciudad se deba a su hijo predilecto, no es menos cierto que posee una belleza e interés propios con sus hermosas casas de piedra roja de los siglos XVII y XVIII y casas con entramado de madera de la época Tudor.
La visita a Stratford tiene como punto culminante la peregrinación por los lugares shakespearianos que incluyen, no sólo, los edificios ligados a la vida del propio poeta (como, p. e., su casa natal o los restos de una casa donde vivió) sino también cualquier otro que tenga la más mínima relación con alguno de sus familiares, como, p. e., las casas de Anne Hathaway (su mujer), de Mary Arden (su madre) o Hall's Croft (la casa del marido de su hija). Para las visitas debe adquirirse un único billete de entrada lo cual, aunque abarata el producto, obliga a consumirlo entero.
Con independencia del recorrido anterior, Stratford bien vale un ligero pateo:
La High Street es la calle principal con numerosos edificios con entramado de madera entre los que destaca la Harvard House (Sí, aquí nació el fundador de la celebérrima universidad americana).
Church Street es la continuación de la calle anterior manteniendo su mismo estilo y numerosas casas interesantes.
Holy Trinity es la iglesia en la que fue bautizado y está enterrado Shakespeare (pertenece, por tanto, al vía crucis).
Dado que es mediodía, tal vez debería decir algo sobre el asunto del comer. Habitualmente comemos en nuestra casa porque, según dicen quienes nunca tienen que cocinar, en casa de uno es donde mejor se come. Pero aquí sí hay que cocinar, así que, de vez en cuando, complacemos a los niños y comemos en un McDonald o en un Burger King. No están mal las hamburguesas... especialmente cuando hay hambre, pero claro, no conviene abusar, así que, hoy probamos a comer en un restaurante inglés.
No, no voy a extenderme hablando del menú porque, ciertamente, la cocina inglesa es muy sencilla: ¡si quema es sopa..., sino, es cerveza!
Así, cumplido el sagrado rito de comer, aunque con nuestros estómagos ligeros y nuestras mentes bien despiertas, comenzamos a meditar en cómo viven estos ingleses a costa de un idioma y del principal de sus artistas...
El inglés aparece como un idioma identificable hace unos 800 años. Todo comenzó con la invasión de la Isla en el año 499 dC. por tres tribus germánicas del Norte de Europa: los anglos, los sajones y los jutos. De la tribu de los anglos proviene el nombre de "Angloland", aunque fue el dialecto de los sajones el que primero se generalizó y se convirtió en el antiguo inglés.
Después de años de luchas, los vikingos, que hablan una lengua escandinava, consiguen asentarse en el Este convirtiendo a la Isla en bilingüe pero, de las relaciones entre estos dos pueblos, pronto va surgiendo un idioma común que acepta palabras de cada uno de ellos. Así, p.e., en el verbo to be, la tercera persona del singular he is es sajona mientras que el plural they are es escadinava; wife es sajona mientras husband lo es escandinava; arm es sajona pero leg escandinava y lo mismo ocurre con door (sajona) y window (escandinava) y otras muchas.
Este antiguo inglés es una lengua difícil ya que conserva las declinaciones, tipo latín o alemán, mientras que género y número son también más complejos al existir géneros masculino y femenino para cosas (por tanto sin sexo determinado) y el dual acompañando a singular y plural.
La siguiente invasión de la Isla tiene lugar en el 1.066 dC. por invasores también de origen nórdico (los normandos, mandados por Guillermo I el Conquistador) pero que, después de una estancia en el Norte de Francia, hablan francés. Lógicamente, a partir de este momento, en la corte se hablará francés mientras que el pueblo llano, y dominado, seguirá con su old-english
El idioma se enriquece al duplicarse gran parte de sus estructuras gramaticales (p.e.: world's population es construcción sajona mientras que population of the world lo es latina) así como gran parte de su vocabulario (p.e.: cow, calf, sheep, pig, deer, etc. para los que crían los animales y beef, veal, mutton, pork, venison, etc. para los que los comen). A este idioma se suele designar como inglés medieval.
La llegada de la imprenta va a permitir fijar la ortografía del idioma mientras que, con la influencia renacentista, se toman muchas palabras directamente de las lenguas clásicas.
La última gran influencia se produce con la llegada de William Shakespeare (nacido el veintitrés de Abril del año 1564 y muerto el mismo día del mismo mes del año 1616 (¡menudo cumpleaños!), día negro para la literatura mundial porque, otro 23 de abril del mismo año, aunque no fuera el mismo día (¡cosas de los calendarios!), moría también el otro gran genio literario don Miguel de Cervantes Saavedra.
Fue, Shakespeare, un hombre con una mediocre educación pero con un genio literario tan grande que, con su inventiva, dio al inglés numerosas palabras, frases y dichos que, simplemente, no existían hasta entonces.
Ahora el inglés se ha convertido en el producto británico de mayor y más fácil exportación y en su mejor carta de presentación ante el mundo. Y todo ello a pesar de una pronunciación que apenas guarda relación con la escritura.
Para darnos cuenta de lo enrevesada que es la pronunciación inglesa, baste decir que el sonido "sh" se puede escribir de dieciséis maneras distintas.
Un sistema ortográfico tan absurdo llevó a George Bernard Shaw a sugerir que el sonido fish podría escribirse ghoti siempre que "gh" se leyera como en enough, "o" como en women y "ti" como en nation.
Las razones de tal desaguisado están, por supuesto, en la mezcolanza de idiomas que dio lugar al inglés actual, pero también en que el idioma hablado sufrió importantes cambios después de que la escritura ya hubiera sido fijada por la aparición de la imprenta. La Great Vowel Shift (modificación de la pronunciación vocálica que tiende a convertir en diptongos las vocales tónicas) se produce en época posterior al mismo Shakespeare (El sonido vocálico de clean, pronunciado por Shakespeare, hubiera sido similar al de la pronunciación actual de lane).
Sea como sea, lo cierto es que el inglés es su negocio y la asignatura pendiente de muchos de nosotros.
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