martes, 27 de octubre de 2009

Conwy / km 779

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Cuando llegamos a Conwy era ya muy tarde. Buscamos donde pasar la noche pero el parking situado en el puerto, al lado del castillo, prohibía, en términos muy categóricos, el pernoctar en él. Optamos, por tanto, por buscar nuevos puertos en los barrios periféricos y allí, en una zona residencial, pasamos la noche aparcados en una calle con no demasiado ruido.

Por la mañana, aun temprano, regresamos al parking junto al castillo, para lo que tuvimos que cruzar uno de los tres puentes que conectan Conwy con los barrios del Este. La visión del castillo a esas horas de la mañana, iluminado por los dorados rayos de sol que se filtraban entre las nubes, era majestuosa.



El castillo de Conwy es uno de los diecisiete mandados construir por los normandos para someter a los belicosos galeses y, junto con Harlech y Caernarfon, se incluye entre los mejores del país. De su interior solo se conserva intacta una pequeña parte, estando el resto bastante arruinado lo que, curiosamente, contribuye a darle esa imagen romántica que le es característica.

El castillo está adosado a la muralla que rodea todo el pueblo, salvo la parte que mira al mar, y puede recorrerse íntegramente, obteniéndose unas vistas inmejorables de la pequeña ciudad.

Además de las murallas y del castillo, de Conwy se puede destacar una pequeña casa que, según las guías, es la más pequeña de Gran Bretaña. Su superficie es de dos por tres metros cuadrados y para entrar se debe, lógicamente, esperar turno.

La vista desde lo alto del castillo es tan magnífica que aprovechamos para sentarnos un largo rato contemplando las gaviotas a un lado y las altas cumbres de Snowdonia al otro.

Lamentábamos, eso sí, esa increíble línea férrea que cruzando la bahía sobre un puente metálico, se interna en el castillo cruzándolo mediante un túnel. Digamos que no queda fea, pero resulta cuando menos chocante esa mezcla de lo medieval con lo moderno. Pienso que es cosa de hace ciento cincuenta años y que, seguramente, hoy no se hubiera hecho.

Esta vía férrea es objeto de numerosos anécdotas. Se cuenta la de aquel niño que, después de una visita escolar, y al ser preguntado por el maestro, contestó:

- El castillo es muy bonito, pero me parece una estupidez el que fueran a hacerlo precisamente al lado de las vías del tren.
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Wales, Wales.
Home, Sweet home is Wales.
Till life is past,
My love shall last,
My longing, my hiraeth for Wales.

(Himno nacional de Gales: "The land of my Fathers")

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