domingo, 13 de diciembre de 2009

Lancaster / km 1090

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-La rosa de los Tudor

Antigua ciudad del noroeste de Inglaterra, fundada por los romanos y que durante mucho tiempo fue el puerto más activo en el comercio con América. Se pueden visitar las elegantes Customs House (aduanas) signo de la antigua prosperidad así como el castillo que fue más bien cárcel que refugio.
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Customs House. Lancaster

De todos modos, la importancia de Lancaster es más histórica que artística. Y es que, sus hijos, Enrique IV, Enrique V y Enrique VI se pasaron treinta años guerreando contra la casa de York encarnada por Eduardo IV, Eduardo V y Ricardo III en la famosa guerra de las dos rosas por la herencia real de Eduardo III.

Los lancastrianos (rosa roja) eran descendientes por línea masculina del cuarto hijo de Eduardo mientras que los yorkistas (rosa blanca) lo eran por línea femenina pero del tercero de sus hijos.

El enfrentamiento termina, como es sabido, por la boda entre Enrique VII (de la casa de Lancaster y que pasaría a ser el primer Tudor) con Isabel de York. Enrique VII mantuvo la corona entre los años 1485 y 1509.

El hijo primogénito de Enrique VII, el príncipe Arturo, casó con Catalina de Aragón. Pero al morir Arturo antes de heredar el trono éste pasó a su hermano que reinó con el nombre de Enrique VIII (1509 a 1547). Enrique, que se casó en primeras nupcias con su cuñada Catalina, era un hombre tan inteligente y culto como cruel y despiadado y fue, históricamente, el más importante rey británico.

Enrique no dudó en cometer los más abominables crímenes por razones de estado o personales, redujo al Parlamento a una junta de cortesanos y separó a la iglesia inglesa de la romana convirtiéndose en su jefe y despojándola de sus riquezas.

A Enrique, le sucedió Eduardo VI que reinó únicamente seis años y durante cuyo reinado se sucedieron las luchas por el poder.
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María I Tudor y Felipe II

María I, hija de Enrique y de su primera esposa Catalina de Aragón, y a quién el pueblo había elevado a la máxima dignidad, reinó entre 1553 y 1558, distinguiéndose por su violencia en la represión de la Reforma por lo que pasó a la historia con el nombre de la Sanguinaria.

Le sucedió en el trono su hermanastra, Isabel I, hija de Enrique y de la infortunada Ana Bolena, con un reinado prácticamente coincidente en el tiempo con el del español Felipe II.

Fue ésta una reina igual de sanguinaria que la anterior, distinguiéndose en la persecución de los católicos capitaneados por su prima María Estuardo, reina de Escocia, a la que hizo decapitar después de mantenerla en cautividad durante diecinueve años.

En política exterior luchó contra Felipe II, cuyo imperio naval destruyó, poniendo los cimientos de su propio imperio.

Isabel, la reina virgen, murió sin dejar descendencia, por lo que la sucedió el hijo de María Estuardo, Jacobo I (VI de Escocia quien, por cierto, tenía un amante... pero esa ya es otra historia) instaurando la dinastía de los Estuardos.

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