lunes, 10 de agosto de 2009

Llangollen / km 580

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Llovía. La noche era ya oscura y las luces cortas de la AC no permitían una visibilidad adecuada. Buscábamos ansiosos un pueblo donde dormir... y ahí apareció Llangollen. Miramos a un lado, miramos al otro, repetimos las miradas, pero no se veía ningún sitio adecuado para nuestros fines. Rebasamos el pueblo. ¿Volver atrás? Yo estaba muy cansado, me dolían los ojos de conducir con aquella mala visibilidad, soportando los reflejos de los vehículos que venían de frente. De pronto vi una pequeña explanada y me fui hacia allí. Era una estación de servicio cerrada. Las luces del pueblo se veían entre la lluvia como a unos cien metros. Decidimos quedarnos.

Seguía lloviendo. El viento, aunque no muy fuerte, hacía que las gotas de lluvia chocaran contra los cristales produciendo un ruido intimidatorio. Cerramos todas las persianas. La temperatura no debía ser muy baja pero la humedad hacía que sintieras frío.

- ¿Jugamos a las cartas?
- ¡Uy...! a mí no me pidáis eso porque lo que quiero en este momento es descansar. Tal vez dentro de un rato...

Subí a la buhardilla y me acosté. Seguía lloviendo. Estaba cansado, con los ojos cerrados pero sin sueño. ¡Gales, qué lejos está Gales... pensé. Luego abrí ligeramente una persiana y observé... la nada. ¿Gales...? ¿O Galicia, tal vez? Se oía un ligero ulular de viento, la lluvia, la noche, ese halo que forma la luz reflejada en las gotas de agua alrededor de las farolas... Tenía frío. Cerré nuevamente la persiana.

- ¡Menos diez!
- ¡Jo, qué chorra!
- A ver. ¿Tú qué pones...?

Me acurruqué entre las mantas y dejé vagar mi imaginación. Fue fácil. Aquella lluvia golpeando en las ventanas... Escucha, parece como si..., a lo lejos sí, como ruido de caballos. Es un jinete. ¡Cientos de jinetes, cientos de marqueses bradomines montando caballos esqueléticos, famélicos, perseguidos por manadas de lobos hambrientos...! ¡Huyen...! Ruidos de cadenas de almas en pena... Los ayes lastimeros de los porteadores de la caja del muerto... Santas Compañas... San Andrés de Teixido... Bruxas, meigas e trasgos... Galicia viva!

- ¡Papi...! ¿Juegas o no?

Me incorporé. Tenía la cabeza un poco atontada. Será mejor que juegue, pensé... y mañana será otro día.

Y así fue, amaneció de nuevo. Nos levantamos, desayunamos y salimos hacia Snowdonia...
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¿Llangollen? ¡Ah, sí... Llangollen! Ya me acuerdo...

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