lunes, 10 de agosto de 2009

Castle Combe / km 175

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Castle Combe es un pequeño pueblo medieval, que no llega al medio millar de habitantes, situado en la bella región de los Cotswold, quizá el más interesante de todos. Entre sus edificios, todos de una bonita piedra dorada que recuerda a la que se ve en Salamanca, destacan la iglesia de St. Andrew y una pintoresca casa solariega hoy convertida en hotel. Claro que no es éste un pueblo que destaque por edificios singulares, sino por un conjunto increíblemente armonioso de pequeñas casas que gracias a su aislamiento (recuérdese la carretera) han permanecido sin cambios durante cientos de años.

Para aparcar existe un pay and display en lo alto del pueblo, aunque también es posible aparcar en la calle/carretera de acceso al mismo pueblo (si hay sitio). A la hora en que llegamos, las siete de la tarde, el aparcamiento está casi vacío, sólo está el nuestro y dos vehículos más y, ¡oh casualidad!, los tres con matrícula de Madrid.

El recorrido es muy sencillo al haber una única calle principal que no sobrepasa los quinientos metros de larga. En la parte alta están la iglesia, con tumbas a su alrededor, y la bella casa convertida en hotel. En la parte baja, un puente sobre un riachuelo, permite la vista más armoniosa del conjunto.

Cuando son las diez de la mañana, comenzamos nuestro viaje hacia Oxford. Después de un corto trayecto de carretera secundaria, tomamos la autopista M4 hasta Swindon y desde aquí la A420 que, sin ser autopista, es una buena carretera.

El paisaje, no muy diferente del ya visto, continúa con suaves ondulaciones y verdes praderas en las que pastan miles de ovejas y vacas..., sin duda, un bello país...

Dicen que Gran Bretaña tiene la forma de una bruja montada en un cerdo. Obviamente, la bruja sería Escocia, con sus viejos pelachos al viento, pero lo del cerdo es más difícil de intuir y, tal vez, sólo sea posible para anglófobos impenitentes.

El origen de la bruja ha de buscarse hace más de 600 millones de años cuando, en pleno período Precámbrico, se forman las areniscas y gnéis que componen las Highlands Noroccidentales.

En el período Cámbrico tienen su origen dos de los más bellos parque nacionales británicos: Snowdonia y el Distrito de los Lagos con montañas que, aún no siendo muy elevadas, tienen todas las características de alta montaña.

Durante el período Carbonífero, enormes fuerzas horizontales empujaron en sentido sureste-noroeste dando origen a una estructura formada por valles paralelos entre núcleos duros de pizarra. La mayor parte de las abundantes reservas de carbón de Gran Bretaña tienen su origen en este período.

Sobre las estructuras anteriores actuaron las glaciaciones cuaternarias formando amplios valles en "v" y arrastrando enormes cantidades de materiales que se depositan en lo que hoy se llaman Lowlands. Estas tierras bajas, bien sumergidas en épocas de deshielo, bien emergidas en los períodos más fríos, se modelan en suaves valles por la acción erosiva del agua dando origen a las fértiles tierras agrícolas del centro y sureste del país.

La especial climatología británica es la causa inmediata de la apariencia de su paisaje. Una lluvia abundante que, en algunas zonas montañosas occidentales alcanza los cinco metros anuales (lo que llueve, por ejemplo, en Santiago de Compostela en cinco años) mantiene un manto de verdor que sólo palidece ligeramente hacia las zonas más secas y frías de los broads orientales.

La temperatura es templada en todo momento como consecuencia de la corriente del Golfo, permitiendo el cultivo de plantas semitropicales en lugares tan septentrionales como Inverewe en plena costa de las Highlands noroccidentales. Es el viento, y una menor influencia de las corrientes marinas, lo que hace que la costa oriental sea ligeramente más fría y árida.

La densidad del tráfico va aumentando poco a poco hasta alcanzar la saturación. Sin duda, Oxford está ya a un paso... ¡pero qué paso! ...cómo media hora nos llevó recorrer los últimos cinco kilómetros. Aparcar no fue muy difícil aunque el pay and display de turno era especialmente caro para los estándares ingleses: ocho libras por doce horas. ¿El sitio? bueno, a menos de 200 metros de la confluencia de Cornmarket Street con Magdalen Street, es decir, en pleno centro.

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