sábado, 19 de septiembre de 2009

Beddgelert / km 675

-
Foto: j.cerdeira

Es, quizá, el pueblo galés más bucólico y encantador. Se encuentra en la confluencia de los ríos Glaslyn y Colwyn y, por supuesto, su principal interés es el paisajístico aunque existe, también, una vieja mina, la Sygun Copper que, en su momento, fue una de las mayores productoras de cobre del mundo. Nosotros, dada la experiencia con las minas de pizarra, no sucumbimos a la publicidad... pero sí escuchamos con interés esta bella leyenda:

"Once upon a time... en un precioso valle cerca de nuestra más sagrada montaña, Snowdon, había un estupendo palacio en el que vivía Llewellyn, príncipe de Gales del Norte. Tenía Llewelyn un perro precioso, maravilloso, fiel llamado Gelert que siempre iba a todas partes con él, siempre a su lado.

Un día, Llewelyn se preparaba para salir de caza y Gelert, por supuesto, pensaba acompañarlo, pero su amo le ordenó que se quedara y vigilara a su pequeño bebé. No le gustó a Gelert, pues él amaba también la caza y el acompañar a su dueño, pero obedeció, y se quedó tumbado al lado de la cuna del pequeño mientras el príncipe se iba.

Esa tarde, cuando Llewelyn volvió a casa, Gelert salió corriendo a recibirle. Pero, ¡horror, su cuerpo estaba cubierto de sangre y gotas de sangre caían también de su boca!

El príncipe corrió desesperado hacia el palacio en busca del pequeño... pero la cuna estaba vacía. Fuera de sí, lleno de ira y rabia, miró al perro... y comprendió. En un instante, su espada había dado muerte al animal.

De pronto... ¡el lloro de un niño! Llewelyn se precipita hacia el interior del palacio. Busca por todas partes desesperado. Y, al fin, envuelto en una sábana ensangrentada, allí, en una esquina, sano y salvo, estaba su pequeño hijo. A su lado, tumbado, yacía un enorme lobo al que Gelert había matado defendiendo al bebé.

Dicen que el príncipe quedó tan afectado por este hecho que ya nunca más sonrió. Enterró a su perro en el mismo lugar en el que lo había matado y, con el tiempo, al lado de la tumba se fue formando un pequeño pueblo, Bedgelert, que, por supuesto, significa la tumba de Gelert".

Qué pena que la historia sea falsa, ¿verdad? Pero, así es. Algún avispado la preparó para promocionar el pueblo y, ciertamente, lo consiguió... Claro que, como dicen por allí, una buena leyenda vale más que mil verdades.

Desde Bedgelert hicimos un pequeño recorrido turístico, de ida y vuelta, por la A4085 que, cruzando la Bedgelert Forest, lleva hasta Rhyd-Ddu. Desde allí se contempla una espléndida panorámica, con el lago Cwellyn en primer lugar y más allá Caernarfon y la isla de Anglesey.

A la vuelta, seguimos nuevamente la A498 a través del valle Nantgwynant para tomar, luego, la A4086 que, por el paso de Llamberis, lleva a Caernarfon.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Blaenau Ffestiniog / km 639

-
Foto: j.cerdeira
Es la capital de la pizarra y está situada en un profundo valle rodeado de bellos paisajes. Se pueden visitar las Llechwedd Slate Caverns (con la, dicen, bajada, con mayor inclinación de Gran Bretaña, hasta la Deep Mine) y las Glodda Ganol, en lo alto del pueblo, que fue la visita por la que optamos nosotros.

El acceso al centro de recepción se hace por una pista muy empinada y en bastante malas condiciones. Abundan los grandes baches y, dadas las frecuentes lluvias, el terreno suele estar embarrado. La entrada no es barata (lo que, lógicamente, es un eufemismo para expresar que es francamente cara) y la desilusión es casi total. Tal vez haya 150 kilómetros de túneles, pero uno se conforma con ver los cien primeros metros y, claro, eso no impresiona a nadie.

Otro de los atractivos anunciados es el de ver como se trabaja la pizarra pero, aunque hay unas cuantos obreros trabajando, la visita es bastante frustrante. Claro que no todo es negativo y a la falta de interés de las propias minas/canteras se contrapone lo ventajoso del punto de vista para observar un paisaje incomparable.

Como ya se adivina de las anteriores palabras, estas explotaciones pizarreras están en franco declive, con una actividad que, tal vez, no llegue ni al cinco por ciento de la de su época dorada. Para sobrevivir necesitan de la ayuda que suponen las visitas turísticas lo que, visto lo visto, tampoco parece que sepan explotar adecuadamente.

Pasado el pueblo, a unos cinco kilómetros, tomamos la carretera comarcal A4085 que sale hacia la derecha y que, a través del Pass of Aberglaslyn, un impresionante paisaje montañoso, nos lleva hacia Bedgelert. ¿La carretera? Por supuesto, estrecha y de montaña... ¡pero qué belleza!
 
Búsqueda personalizada